[Critique] Reliquia: la desintegración del espíritu | Diario del friki

hace 3 años

[Critique] Reliquia: la desintegración del espíritu |  Diario del friki

Para su primer largometraje, la cineasta australiana Natalie Erika James ha optado por tratar un tema social, el de la demencia senil, a través del prisma del terror. ¿Ha tenido éxito esta atrevida apuesta? La respuesta a esta pregunta en las siguientes líneas.

Después de seis cortometrajes de éxito desigual, pero cuyas cualidades formales y redacción han sido elogiadas, el joven cineasta australiano presenta una primera película de 90 minutos titulada Relic (reliquia en francés). Presentada como película de terror en la categoría Medianoche del Festival de Sundance, plantea diferentes preguntas sobre la demencia senil, sobre la vejez en general, sobre el lugar de los mayores en nuestra sociedad y más sobre el vínculo filial entre las generaciones. Evidentemente, si la obra plantea estos problemas, hay que tener cuidado de no dar soluciones ni ninguna parábola moralizadora.

Con un estilo muy académico, la joven recita una gramática cinematográfica dominada, como una alumna aplicada, sin correr riesgos. Utiliza efectivamente los códigos del género (podríamos escribir los clichés) de la casa embrujada y las cuerdas habituales (manchas de moho que aparecen casi por todas partes como por arte de magia, ruidos que emergen de las paredes, dispositivos que se encienden por sí mismos, etc. ).

Relic se basa en cuatro “personajes”: una gran casa perdida en el estado de Victoria en Australia y tres mujeres (Edna, la abuela, Kay, su hija y Sam, su nieta). Además, los tres tocan su partitura a la perfección tanto en emoción como en moderación. Mención especial para Roby Nevin (vista en la trilogía de Matrix) como Edna que pasa de la benevolencia a la locura en un abrir y cerrar de ojos. El joven director está demostrando así fuertes cualidades de dirección de actrices y de escritura. La sinopsis es delgada: la abuela regresa a casa a los pocos días de desaparecer sin motivo alguno. Allí la esperan su hija y su nieta, que no están al final de sus problemas, cuando descubren cuánto ha perdido la cabeza la anciana. Evoca una presencia, una frialdad, algo que ha entrado en su casa.

Si los grandes hilos habituales le hacen pensar inmediatamente en la historia de una casa poseída en Amityville o de una abuela bajo la influencia del diablo como el Exorcista, no es así. Y ahí es cuando Natalie Erika James nos pierde. Desde signos obvios hasta señales más sutiles, despliega toda una gama de simbolismos y metáforas para ilustrar la decadencia intelectual y la desintegración del espíritu de la matriarca. Así, la piel de la anciana se va gangrena gradualmente al cubrirse con un material oscuro. Su nieta se pierde en un armario cuya profundidad es infinita antes de que sus paredes se aprieten como pensamientos en una mente a la deriva.

Si Relic se basa en los cimientos de la película de terror, no respeta todos los códigos, lo cual es muy decepcionante. Por ejemplo, cuando las secuencias ponen en tensión al espectador, éste espera un cambio de rumbo, un giro o una visión macabra, pero en el largometraje nada de eso. Ni una sola racha realmente impactante, excepto quizás una racha muy breve de autolesiones. Todos los pequeños momentos en los que esperas ser atrapado o sorprendido fracasan. Esto da una impresión de lentitud para ver la longitud de la que sufre la narración.

La fotografía no le hace justicia al trabajo porque la imagen suele ser muy oscura, lo que borra algunos de los detalles. En particular, las escenas de interior, que son la mayor parte de la película, parecen haber sido filmadas con un filtro gris que da una representación apagada. En algunas secuencias donde se supone que debemos ver lo que están viendo los protagonistas, podemos distinguir algo pero sin certeza. Para cerrar su historia, Natalie Erika James juega la carta emocional con gran precisión. Esta escena impregnada de ternura es, sin duda, más drama psicológico que película de terror. Así, ilustra perfectamente la cita de Víctor Hugo: “La vejez es un naufragio. Sin duda, su segundo largometraje será mucho mejor, más centrado en su tema y en un género, que esperamos sea mucho más personal.

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