Fantasmas, correo omitido ... ¿es ese el problema para nosotros? ITW por Malene Rydahl

hace 4 años

Fantasmas, correo omitido ... ¿es ese el problema para nosotros?  ITW por Malene Rydahl

Correo ignorado, chat interrumpido ... esta falta de respuesta suele desencadenar un torrente de emociones negativas que van desde la preocupación a la tristeza pasando por todos los matices del nerviosismo. Autor de “Yo te respondo ... yo tampoco”, Malene Rydahl nos ilumina sobre las razones que empujan a la mayoría de nosotros a desairar ciertos mensajes.

¿Por qué muchos de nosotros no respondemos a ciertos mensajes?

No por las razones que solemos imaginar. La causa principal es la carga mental: falta de tiempo, demasiados mensajes… no respondemos enseguida y luego se nos olvida. En las razones dadas en la encuesta que realizamos en seis países con la firma Ocurrencia, también encontramos: “No sé qué contestar”, “No me siento bien, deprimido” o incluso “No me siento bien”. saber qué responder ”. no me gusta decir que no ”. Finalmente, en el ámbito profesional, es solo en un 10 a 15% de los casos que los encuestados indican que no responden porque no les gusta la persona o no la encuentran importante. En el ámbito personal es muy similar aunque a veces hay motivos más concretos: soy tímido, tengo miedo de ser rechazado por la persona ... Me explicó un joven al que cuestiono en el libro y que habitualmente fantasma People on Tinder me explicó que cuando se acerca la fecha de la cita, comienza a dudar, a temer que las cosas vayan mal. Eventualmente se da por vencido, pero tampoco se le puede ver explicando las verdaderas razones a la persona. De repente, deja de responder a los mensajes. En ocasiones, también, las personas indican no responder porque no encuentran el mensaje importante, pero eso no significa que no encuentren importante al interlocutor. El mensaje no debe confundirse con su autor. Finalmente, el único motivo preocupante en el ámbito personal es el caso en que la persona no responde porque está herida o disgustada y esto solo corresponde al 15 al 20% de los casos.

La mayoría de las personas lo pasan mal e imaginan que está relacionado con ellos. Dos tercios de los encuestados indican en nuestra encuesta que se sienten humillados, no considerados, no apreciados, no respetados. Sin embargo, debemos dar un paso atrás. Como acabamos de ver, cuando una persona no responde, en la mayoría no es en absoluto representativo de su estima por el interlocutor. A todos nos ha ocurrido no responder a las personas que amamos mucho. Si nadie te responde, tienes que intentar ponerte en el lugar del interlocutor. ¿Cuál es mi relación con esta persona? ¿Cuál es el contenido del mensaje? ¿Invito a tomar una copa o pido un servicio aburrido como "ven a ayudarme a sentarme en un sofá grande"? ¿Nuestro interlocutor es una persona muy ocupada, muy solicitada o alguien? uno que recibe pocos mensajes? ¿Realmente podemos exigir que sea su prioridad número uno, que dedique tiempo a un tema que quizás solo nos interese? Mi mudanza, por ejemplo, es muy importante para mí pero no para las personas cercanas, y también hay que tener en cuenta que no todo el mundo funciona como nosotros. A algunos les encanta intercambiar y responder a todos los mensajes, otros hablan menos. Cada uno tiene su propio sistema de respuesta, hay que respetarlo.

Malene Rydahl, autora de "Je te responde ... moi non plus" publicado por Flammarion

Al enviar mensajes muy largos y muy elaborados, estamos más expuestos al riesgo de no recibir una respuesta porque de alguna manera requieren que el interlocutor responda de una manera tan elaborada. Si, después de un intercambio, aparece el efecto fantasma, también podemos intentar facilitar el "no" indicando, por ejemplo, "si ya no desea intercambiar conmigo, lo entiendo". Puede ayudar a la persona a ser clara contigo y así estarás preparado. Y en el contexto profesional, para maximizar sus posibilidades de obtener una respuesta, debe favorecer los mensajes cortos y concisos: un solo tema claro, una sola pregunta.

Es útil determinar qué sistema de respuesta se desea adoptar. Por ejemplo, en Linkedin o Instagram, ¿decides responder a extraños que se contactan contigo o te dejan un comentario? Tienes que poner reglas: ¿qué respondo? ¿Cómo? 'O que ? Con qué frecuencia ? Por ejemplo, reviso todos mis correos electrónicos 2 o 3 veces por semana. Entonces no respondo necesariamente el mismo día pero al menos durante la semana. Proporcionar respuestas estándar también puede ahorrar tiempo en el lugar de trabajo. Si recibe muchas propuestas comerciales o editoriales, por ejemplo, puede planificar un mensaje de rechazo típico para enviar a cualquier persona cuya propuesta no le interese. Finalmente, debemos tener cuidado con los mensajes a los que respondemos que sí sin querer. En mi libro, explico que hay cuatro tipos de respuestas: no, sí, "no, pero" ("no, no estoy interesado en este producto, pero tal vez sí lo esté) y la última, de la que uno debe tener cuidado, el "sí pero". Por ejemplo, se le ofrece una reunión sobre un tema que le interesa moderadamente. Por amabilidad, dices "sí, pero no puedo ahora, volveré contigo para la cita". En este tipo de situación, el "sí, pero" a menudo se convierte, después de unos días, en no. Pero es mucho más molesto para el interlocutor que un no franco ya que le habrás hecho perder el tiempo.

“Yo te respondo… yo tampoco”, de Malene Rydahl en las ediciones Flammarion

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